El vino ante el reto de la mesa

El vino ante el reto de la mesa, esa difícil tarea de éxito. Cuando hablamos de vino también lo hacemos de gastronomía, y es que el vino suele formar parte del ritual de comer, de disfrutar de un buen plato alrededor de una buena compañía, el beber vino suele ser un elemento convertido en acto social, algo que la gente hace para disfrutar pero también por costumbre. El vino de calidad ha ocupado en los últimos años un espacio importante en las mesas del mercado mundial, poco a poco ha ido desbancando a vinos corrientes, desplazándolos a sitios de los que quizás nunca deberían de haber salido.

El vino ante el reto de la mesa, esa difícil tarea de éxito. Cuando hablamos de vino también lo hacemos de gastronomía, y es que el vino suele formar parte del ritual de comer, de disfrutar de un buen plato alrededor de una buena compañía, el beber vino suele ser un elemento convertido en acto social, algo que la gente hace para disfrutar pero también por costumbre. El vino de calidad ha ocupado en los últimos años un espacio importante en las mesas del mercado mundial, poco a poco ha ido desbancando a vinos corrientes, desplazándolos a sitios de los que quizás nunca deberían de haber salido. Estos deberán de acompañarse en muchas ocasiones de platos que habrá que escoger de forma adecuada para no estropear los unos o los otros.  En la elección del vino para el plato o al contrario muchas veces va ir el éxito o fracaso de la comida, esta es una tarea muy complicada y de las que genera un mayor número de opiniones aunque hay algunas normas básicas que pueden ayudarnos a no equivocarnos:

  • Colocaremos los vinos para la degustación siempre de menor a mayor cuerpo.
  • Huiremos en la medida de lo posible de aquellos ingredientes que puedan ser agresivos con los caldos, como las alcachofas, los espárragos, el vinagre, el ajo, los pimientos, los excesivos picantes.
  • Utilizaremos para guisar y degustar el mismo vino o lo mas similar posible (no usemos el vino malo para cocinar).
  • Los espumosos secos (Brut – Brut Nature), los utilizaremos para la comida o el aperitivo, nunca para los postres.
  • Olvidémonos de blancos para el pescado y tintos para la carne

Estas básicas recomendaciones pueden ayudarnos a no equivocarnos, no obstante, así y todo no estamos libres del error. Para los enemigos del vino antes citados siempre hay algunos valientes que pueden enfrentarse, como los cavas por ejemplo, también algunos blancos con madera de variedades como la Chardonnay, incluso algunos vinos dulces. Con espárragos y alcachofas pueden enfrentarse algunos rosados, aunque la mejor manera de decidirlo es a base de equivocarse, de experimentar, sufrir y disfrutar de platos impensables para algunos vinos. Y es que en el maridaje hay que ser valiente, atrevido o atrevida, pero sobre todo quitarse el miedo y los conceptos clásicos del servicio muchas veces totalmente confundidos.

Algunos maridajes interesantes:

  • Pescados roca o con carácter, salseados (tintos jóvenes, blancos con barrica)
  • Carnes de cerdo a la parrilla (blancos con madera, rosados de cuerpo)
  • Quesos azules tipo Cabrales (dulces de carácter, Pedro Ximenez, Sauternes, blancos de botritis)
  • Foie Gras de pato (generosos secos y dulces, espumosos y blancos con crianza)
  • Potajes (garbanzos, fabada…) (espumoso brut nature)
  • Pasta con carne (tintos jóvenes)
  • Bonito con tomate o encebollado (tintos jóvenes)
  • Cigalas (generosos secos)
  • Chipirones en su tinta (tintos jóvenes)
  • Zarzuela de pescados (tintos con crianza)
  • Pato asado (blancos con crianza)
  • Lengua de ternera al horno (blancos con crianza)

Comentarios